VI Día de los Senderos de Cantabria
SENDA DEL LITORAL:
De Arenillas a Castro Urdiales
Ruta de la Federación Cántabra de Deportes de Montaña y Escalada (FCDME)
Organiza:
GRUPO DE MONTAÑA CASTRO
Distancia: 14,7 km
Desnivel +: 83,74 m
Dificultad: BAJA
TRACK
Programa:
La ruta que proponemos para el VI Día de los Senderos forma parte de la Senda del Litoral de Cantabria, y, además, coincide en gran parte con el Camino de Santiago por la costa. Aunque no será posible hacer todo el recorrido por el litoral, los hermosos parajes que podremos disfrutar nos compensarán con creces de otros no tan bellos.
.................................................................................Organiza:
GRUPO DE MONTAÑA CASTRO
Distancia: 14,7 km
Desnivel +: 83,74 m
Dificultad: BAJA
TRACK
Programa:
9,00 h.- Salida de Arenillas.
11,00 h.- Agrupamiento en Cerdigo.
- Avituallamiento.
14.00 h.- Llegada a Castro Urdiales.
Entrega de bocadillo y detalle
Fiesta en la Plaza del Ayuntamiento.
a los participantes.
Apúntate e infórmate en grupom.castro@gmail.com o en el 638065621.
Autobús a Arenillas, salida a las 8,30 h del Pachi Torre
Plazas hasta cubrir el autobús
La ruta que proponemos para el VI Día de los Senderos forma parte de la Senda del Litoral de Cantabria, y, además, coincide en gran parte con el Camino de Santiago por la costa. Aunque no será posible hacer todo el recorrido por el litoral, los hermosos parajes que podremos disfrutar nos compensarán con creces de otros no tan bellos.
Como gran parte de la Costa Cántabra, la correspondiente al
municipio de Castro Urdiales es muy abrupta, con diferentes alturas sobre el
mar. Parte de ella, se puede considerar como la base del Pico Cerredo (644 m).
Precisamente, ésta será la que se recorrerá.
El terreno se
encuentra muy Karstificado, lo que ha propiciado la aparición de formas
caprichosas, cuevas, dolinas, simas y bufones, formaciones que tienen su origen
en la disolución y erosión de la roca caliza por parte del agua. Los bufones
son chimeneas o agujeros que comunican la mar en su parte inferior, en cueva,
con la superficie del acantilado. Con mar movida, las olas entran con gran
fuerza por la cueva inferior y el agua sube por el canal provocando un silbido
o bufido característico que da nombre a la
formación.
Otra peculiaridad
de esta costa castreña es el amplio encinar relicto, vestigio del clima
terciario. En el bosque encontraremos tanto especies de clima mediterráneo,
como atlántico, lo que le confiere gran valor botánico y faunístico.
Iniciaremos el
recorrido en la Junta Vecinal de Islares, a los pies del Monte Cerredo (644 m).
Partiremos del aparcamiento del Hotel Arenillas. Nos dirigiremos hacia el
pueblo de Islares, pero, al llegar a la gasolinera, giraremos en redondo para
tomar la calle que baja hacia el camping. Pasaremos por delante de las ruinas
del Antiguo Hospital de Peregrinos de la Vera Cruz, situado apenas a 300 m de
la ermita de San Roque, debió tener origen al final de la Edad
Media, posiblemente a principios del S. XVI, conforme a sus características
estéticas, aunque pudo sufrir alguna remodelación en el siglo siguiente. Las
ruinas del edificio denotan una construcción en sillarejo y mampostería, con
sillares en los esquinales y cercos de los vanos, de medianas dimensiones, de
planta tendente al rectángulo, orientado en la dirección E-O y formado por
cuatro tramos de los que al menos tres (los orientales) tenían dos plantas, mientras
que el occidental se remete en relación con la fachada y muestra una sola
altura. La puerta principal, en forma de arco de medio punto sin decoración,
está situada en el segundo tramo de la fachada norte, junto al camino,
existiendo otra puerta de salida a la huerta afrontada a ésta en la fachada
meridional. Todas las ventanas de la planta baja en los demás tramos son
saeteras de reducidas dimensiones. Sólo se han conservado lienzos
correspondientes a dos alturas en la fachada meridional, existiendo una ventana
adintelada en el tramo oriental. En la actualidad, una parte de este tramo está
siendo utilizado por una vivienda moderna de dos plantas. En la fachada norte,
separando el tercer y cuarto tramo, se aprecia un cortavientos sustentado en
ménsula, del que apenas queda más que algún muro.
Nos encontramos en
Arenillas. Nos acercamos a su playa, que con marea alta desaparece, pero que,
sin embargo, con buena marea baja permite atravesar andando hasta Oriñón. Sobre nosotros, la Peña de Islares, extremo
del Macizo de Cerredo. Enfrente, la
ensenada de Oriñón, donde se inicia la ría del mismo nombre, que mezcla sus
aguas con las del Río Agüera, y el Macizo de Candina.
Dejando la playa
atrás, pasamos junto al embarcadero, puerto natural desde el que partía, en
tiempos, la barca que cruzaba a los peregrinos, para evitarles la larga vuelta
por los puentes de Guriezo. En esta zona se encuentran numerosos
establecimientos hosteleros.
Llegamos al lugar
llamado Erillo, por donde accederemos al acantilado. En el primer tramo, el
sendero obliga a ir en fila y tener cuidado con las rocas al pisar, ya que es
lapiaz. Pasaremos a una zona de prado, amplia, ribeteada en el borde por afilados lapiaces. Toda la costa de
Arenillas – Islares es así: salpicada de cuevas, dolinas y bufones.
Si tenemos suerte,
podremos ver, sobrevolando sobre nosotros, alguna “sombra oscura” y es que nos
encontramos junto a la zona de salto de la Escuela Cántabra de Parapente.
Tras asomarnos a
una zona de cuevas, tomaremos una senda para recorrer el litoral. Hay numerosas
sendas, por lo que estaremos atentos a la señalización para no despistarnos.
Algún tramo, debido a lo salvaje del acantilado, nos hará penetrar en el tupido
bosque. Llegaremos, finalmente a El Portillo de Islares. Se trata de una
ensenada natural, que se ha habilitado con escaleras, para facilitar el acceso
a ella.
Desde ese lugar,
subiremos hacia una pista, que une Islares con Cerdigo. Primero, es pista, pero
luego, al traspasar una cancela, accedemos al prado, sobre el acantilado. Todo
este tramo lo haremos paralelos al Macizo de Cerredo, por lo que es la síntesis
de nuestra Cantabria: entre el mar y la montaña (aunque ésta sea de modesta
altitud). En las proximidades, hay una gran dolina, apenas se ve por la
vegetación, pero, si la mar está un poco movida, podremos oírla. Nos hallamos
en El Pendio de Cerdigo. En el acantilado podremos ver zonas de nidificación de
aves marinas (ver
más: http://www.castro-urdiales.net/portal/p_20_contenedor1.jsp?seccion=s_fdes_d1_v1.jsp&contenido=1247&tipo=6&nivel=1400&layout=p_20_contenedor1.jsp&codResi=2&language=es&codMenu=140&codMenuPN=26&level=1#.VA_mDcJ_v4w
)
Saliendo del Encinar,
llegamos a otra zona especial, el Calero, llamado así porque aquí podremos ver
un antiguo calero. Desde él, nos acercaremos a una torca o sima, llamada
Oricovi, donde también podremos percibir la mar. En esta zona, hasta salir de
nuevo al prado, hay que tener especial cuidado para no dar un tropezón (habrá
miembros del Grupo para “echar una mano” si fuera necesario).
Toca despedirse por
un tiempo de la costa. Por el prado y entre sembrados accederemos a la carretera
nacional 634. Hay que cruzarla para pasar a Cerdigo. Habrá compañeros regulando
el paso (rogamos seguir sus indicaciones escrupulosamente).
En Cerdigo,
pasaremos por la fuente y los restos del antiguo Hospital de Peregrinos, del
que sólo queda un muro con un arco y, sobre él, un escudo. Llegaremos a la
plaza del pueblo, donde haremos el reagrupamiento. Aquí daremos el
avituallamiento, pero, además, los responsables del Club Social tendrán la
atención de abrir para nosotros.
Reiniciaremos la andadura subiendo por la
calle que lleva hacia la iglesia. A mitad de camino, podremos ver la casa torre
de Cerdigo. Éstos son los edificios más
destacables de Cérdigo: su Iglesia Parroquial de San Juan Evangelista,que es
una pequeña y sencilla iglesia románica, que puede datar del siglo XIII. Su
planta es de una sola nave y ábside semicircular, ejemplo del románico rural
humilde de la comarca oriental de Cantabria. Entre los edificios civiles
destaca la Casa Torre de Cérdigo, que es una antigua casa solariega de posible
origen medieval, aunque sus formas actuales son producto de la reconstrucción
del siglo XVII. De esta época es el balcón decorado con pilastras
almohadilladas.
Nos encontramos en línea bajo el Pico
Cerredo (644 m). Desde allí, bajaremos por un camino lateral (junto a la
fuente) y, tras pasar por debajo de la autovía, tomaremos la pista que nos
conduce hacia Allendelagua. Este tramo, aunque menos bonito, nos permite
disfrutar de estupendas vistas “aéreas” de la costa y de la peña que, desde
Allendelagua, sube hacia el Monte Cerredo.
En Allendelagua, nos
dirigiremos hacia su pequeña iglesia de San Marcos, para introducirnos en el
bosque, camino de Castro Urdiales. Básicamente es un encinar, con
abundante laurel y especies similares
pero podremos ver también especies atlánticas. Pasaremos bajo el Alto de San
Antón, donde las ruinas que allí quedan se han relacionado tradicionalmente con
los templarios. Dejamos el camino que sube a Campijo y bajamos para adentrarnos
en el bosque.
Tras pasar de nuevo
bajo la autovía, accedemos ya a las primeras urbanizaciones de Castro Urdiales.
Bajamos por la calle Siervas de Jesús hasta Silvestre Ochoa, nacional 634, en
el barrio de Urdiales. Cruzaremos respetando el semáforo y nos dirigiremos
hacia la cercana rotonda, continuando dirección Allendelagua. Al llegar a una
urbanización de chalets, tomaremos la calleja del costado, por la que nos
acercaremos al Cementerio de Ballena, declarado bien de Interés Cultural en
1994. Fue proyectado por el arquitecto provincial Alfredo de la Escalera, a
finales del siglo XIX, para sustituir al cementerio que se encontraba en el
centro del municipio y se estructuró de una manera ordenada. Está muy bien
dotado, por ejemplo goza de un alcantarillado digno de cualquier zona de una
urbe, avenidas asfaltadas y calles perfectamente organizadas, paralelas unas
con otras. Contiene panteones realizados por varios artistas locales, entre los
que destacan Eladio Laredo y Leonardo Rucabado. Los panteones están
profusamente decorados con agujas, chapiteles, etc., algunos de ellos con
interesantes esculturas. Destacan los de las familias de Artiñano, de Eladio
Laredo; los de la familia de Doña Isidra del Cerro, quizás de Rucabado; el de
la familia del Sel, de Rucabado, coronado por un ángel junto a un precioso
obelisco.
Dejando el
cementerio al lado, bajamos por el camino que nos lleva, de nuevo, a la costa,
a la zona de Ballena. Caminaremos en dirección opuesta hasta el borde del
acantilado. A nuestros pies, podremos ver una playa de roca oscura, en la punta
hay una cruz. Volvemos hacia Urdiales, siguiendo el borde. Si hay oleaje,
podremos ver como rompe espectacular en la Punta de Ballena. En este pequeño
trayecto, también disfrutaremos de rincones de gran belleza. Llegamos a unas
escaleras. Al bajarlas, tenemos, delante, el acceso a un mirador, justo frente
a la Punta de La Pepina, y, al costado, una torca de grandes dimensiones; si
nos asomamos, podremos ver el mar en el fondo.
En esta zona
encontraremos vestigios de los antiguos cargaderos de mineral, la llamada
piscina natural, bufones y encinas en el mismo acantilado. Nos encontramos en
la ensenada de Urdiales, con la playa artificial de Ostende.
Tomamos ya contacto con la zona urbana.
Accedemos al paseo junto al polideportivo Peru Zaballa. Al llegar al final del
paseo, junto a la Playa del Matadero, continuaremos por el borde de la costa,
por el barrio de los marineros, donde también encontraremos varios bufones.
Dejaremos momentáneamente el acantilado para acceder al sorprendente rincón del
Pedregal, una “playa” de cantos rodados, a la que accede el agua por un túnel
natural. Con mala mar, ésta irrumpe de forma brusca, con gran estruendo. En las
rocas, veremos varias esculturas que representan a unos niños lanzándose al
agua.
Continuando la
costa, subimos a La Atalaya. En la parte superior, el lugar donde culmina la
representación de la Pasión Viviente, hay un bufón que, en condiciones propicias,
parece un géiser de agua marina. Podremos ver la parte trasera de la Iglesia de
Santa María y el faro.
Bajaremos por la
calle San Juan hacia la Puebla Vieja y, por una calleja empedrada, accederemos al
cerro, donde se halla la Iglesia de Santa María de La Asunción, del s. XIII,
mejor representación del gótico en Cantabria. Delante de ella, donde hubo
durante largo tiempo un miliario, podemos contemplar la estatua de Tito Flavio
Vespasiano.
Continuaremos hacia
el castillo, también del s. XIII, hoy convertido en faro y, por el puente
medieval accederemos al puerto. En estas inmediaciones repartiremos los
bocadillos. Ya sólo nos restan unos metros para llegar a la Plaza del
Ayuntamiento, donde tendrá lugar la fiesta.
Castro soy y Castro
he sido
Asiento en firme
Montaña
Y a la Corona de
España
Con lealtad siempre
he servido
Armas, Escudo y
Señal
Castillo, Puente y
Santa Ana
Naos, Ballena y mar
llana
Son de Castro la
Leal
Castro
Urdiales es una de las villas marineras por excelencia de Cantabria. Es imprescindible,
y una delicia, recorrer sus calles empedradas, degustar sus platos típicamente
marineros o pasear entre sus edificios más emblemáticos. El conjunto urbano de
Castro Urdiales tiene su origen histórico en la colonia romana de Flavióbriga y
en la fundación de la villa en 1160 por voluntad del rey Alfonso VII. A partir
del núcleo inicial situado en las inmediaciones del castro, donde hoy se sitúa
la iglesia gótica de Santa María, se desarrolló una villa medieval, que se
extendió hacia el E, conformando uno de los mayores cascos históricos de la
región.
El
posterior desarrollo aparece ligado ya en el siglo XIX tanto a sus
posibilidades como lugar de veraneo, como a la importante actividad minera hoy
en día conclusa. Conserva un buen número de palacetes y villas de las primeras
décadas del siglo XX. El puerto viejo de Castro Urdiales se sitúa en la Concha,
junto a la vieja puebla medieval. Más al N se construyó ya en el siglo XIX el
gran muro del rompeolas que apoyado en el peñón de Santa Ana cierra el puerto
exterior. Más al SO se construyó, años después, el denominado Muelle de Don
Luis.
Recorrido
histórico - artístico de Castro Urdiales, por Victoria Cabieces: http://www.castro-urdiales.net/portal/p_20_contenedor1.jsp?seccion=s_fdes_d4_v2.jsp&codbusqueda=162&language=es&codResi=2&codMenuPN=26&codMenu=136&layout=p_20_contenedor1.jsp&level=1#.VA_d08J_v4x
Maite
Costa
Información consultada:
Descripción elaborada por Alberto Gutiérrez y Javier
Tezanos (24-11-2011)
Plan Especial de la Red de Sendas y Caminos del Litoral.
Consejería de Obras Públicas, Vivienda,
Ordenación del Territorio y Urbanismo: Dirección General
de Ordenación del Territorio y Evaluación Ambiental Urbanística.
http://www.cantabriajoven.com/castro/index.html.
GR-71, SENDERO DE LA RESERVA DEL SAJA
El GR 71, o Sendero de la RESERVA DEL SAJA, se inicia en Bárcena de Pie de Concha y termina en Sotres (Asturias), cubriendo un recorrido de 127 kilómetros en ocho etapas.
7ª Etapa:
TAMA - BEJES
TAMA - BEJES
Duracion: 4 h
Desnivel: 615 m
Dificultad: MEDIA
Esta etapa cubre el tramo Tama – Bejes. Sin embargo, no empezaremos en el mismo pueblo de Tama (250 m), sino junto a la depuradora para evitar el trozo de carretera inicial. Junto al polígono de la depuradora, se inicia el camino. Enseguida, atravesaremos el río La Sorda por un puente de madera. Toparemos de frente con la Ermita de San Francisco, que se encuentra en un cruce de caminos, ya que allí mismo llegan desde Castro Cillórigo el PR-S3 yel PR-S4, procedentes de Peñarrubia y Lamasón respectivamente. Siguiendo el letrero, tomaremos la senda que, mediante revueltas sube hacia Pendes. En un inicio, parece subida fuerte, pero poco a poco, se va suavizando. Las vistas merecen la pena, especialmente Peña Ventosa. Atrás, Tama, cuya vista nos acompañará hasta la subida al Collado Pelea.
Llegamos a unas casas, donde vemos una flecha en la esquina derecha, la ignoramos. El camino continua hacia arriba, a la izquierda. Y, ya, nos vemos dentro del bosque de castaños centenarios. Entramos en Pendes (500 m). Pasamos por delante de la ermita. Se puede subir a la carretera o, si no hay barro, es mejor subir por el sendero que atraviesa entre los castaños. Cruzamos la carretera y subimos, siguiendo las marcas, hacia el área recreativa del Castañar del Habario.
Continuamos el camino y, al girar, al otro valle, ya vemos Cabañes de frente, también, si no hay niebla, podremos ver el Cueto Agero. Ahora hemos de descender hacia la vaguada. En todo momento, nos encontraremos rodeados de castaños de formas singulares. Pasado el río Rubejo, que atravesamos por otro puente de madera, ascendemos por una senda hasta Cabañes (550 m). En medio del pueblo el camino hace un quiebro para tomar la pista que sube al Collado Pelea.
Este tramo se hace un poco pesado, ya que, para suavizar la subida, la pista realiza numerosos tornos. Quien se encuentre en buena forma, siempre puede subir a derecho. Aun podremos ver desde lo alto Tama. Pasaremos un paso canadiense y veremos a nuestra derecha una granja, pero seguiremos hacia la izquierda. Llegaremos a un cruce donde el letrero está en el suelo, tomaremos el tramo de la derecha. Y, por fin, llegaremos al Collado Pelea (995 m), junto al que hay una caseta. Ya podemos ver Bejes.
Nos enfrentamos ahora a la bajada, con tramos muy pendientes. A la mitad de la cambera, nos encontramos los Invernales de Panizales (800 m), unas hermosa cabañas rehabilitadas. Con paciencia, seguimos el descenso hasta llegar al río Corvera, que cruzamos por el puente La Llambre. Ya sólo nos resta subir por la carretera hasta Bejes (550 m), conocida por su queso picón. Bejes, igual que Tresviso, pertenece a Liébana.