VI Día de los Senderos de Cantabria

5 de octubre, domingo
VI Día de los Senderos de Cantabria

SENDA DEL LITORAL:                      
De Arenillas a Castro Urdiales

Ruta de la Federación Cántabra de Deportes de Montaña y Escalada (FCDME)

Organiza:
GRUPO DE MONTAÑA CASTRO   

Distancia: 14,7 km
Desnivel +: 83,74 m
Dificultad: BAJA                    

TRACK

Programa:
9,00 h.- Salida de Arenillas.                                 
11,00 h.- Agrupamiento en Cerdigo.
             - Avituallamiento.
14.00 h.- Llegada a Castro Urdiales.                             
                Entrega de bocadillo y detalle
a los  participantes.
                Fiesta en la Plaza del Ayuntamiento.



Apúntate e infórmate en grupom.castro@gmail.com  o en el 638065621.
Autobús a Arenillas, salida a las 8,30 h del Pachi Torre
Plazas hasta cubrir el autobús 

La ruta que proponemos para el VI Día de los Senderos forma parte de la Senda del Litoral de Cantabria, y, además, coincide en gran parte con el Camino de Santiago por la costa. Aunque no será posible hacer todo el recorrido por el litoral, los hermosos parajes que podremos disfrutar nos compensarán con creces de otros no tan bellos.

   Como gran parte de  la Costa Cántabra, la correspondiente al municipio de Castro Urdiales es muy abrupta, con diferentes alturas sobre el mar. Parte de ella, se puede considerar como la base del Pico Cerredo (644 m). Precisamente, ésta será la que se recorrerá.

   El terreno se encuentra muy Karstificado, lo que ha propiciado la aparición de formas caprichosas, cuevas, dolinas, simas y bufones, formaciones que tienen su origen en la disolución y erosión de la roca caliza por parte del agua. Los bufones son chimeneas o agujeros que comunican la mar en su parte inferior, en cueva, con la superficie del acantilado. Con mar movida, las olas entran con gran fuerza por la cueva inferior y el agua sube por el canal provocando un silbido o bufido característico  que da nombre a la formación.

   Otra peculiaridad de esta costa castreña es el amplio encinar relicto, vestigio del clima terciario. En el bosque encontraremos tanto especies de clima mediterráneo, como atlántico, lo que le confiere gran valor botánico y faunístico.

   Iniciaremos el recorrido en la Junta Vecinal de Islares, a los pies del Monte Cerredo (644 m). Partiremos del aparcamiento del Hotel Arenillas. Nos dirigiremos hacia el pueblo de Islares, pero, al llegar a la gasolinera, giraremos en redondo para tomar la calle que baja hacia el camping. Pasaremos por delante de las ruinas del Antiguo Hospital de Peregrinos de la Vera Cruz, situado apenas a 300 m de la ermita de San Roque, debió tener origen al final de la Edad Media, posiblemente a principios del S. XVI, conforme a sus características estéticas, aunque pudo sufrir alguna remodelación en el siglo siguiente. Las ruinas del edificio denotan una construcción en sillarejo y mampostería, con sillares en los esquinales y cercos de los vanos, de medianas dimensiones, de planta tendente al rectángulo, orientado en la dirección E-O y formado por cuatro tramos de los que al menos tres (los orientales) tenían dos plantas, mientras que el occidental se remete en relación con la fachada y muestra una sola altura. La puerta principal, en forma de arco de medio punto sin decoración, está situada en el segundo tramo de la fachada norte, junto al camino, existiendo otra puerta de salida a la huerta afrontada a ésta en la fachada meridional. Todas las ventanas de la planta baja en los demás tramos son saeteras de reducidas dimensiones. Sólo se han conservado lienzos correspondientes a dos alturas en la fachada meridional, existiendo una ventana adintelada en el tramo oriental. En la actualidad, una parte de este tramo está siendo utilizado por una vivienda moderna de dos plantas. En la fachada norte, separando el tercer y cuarto tramo, se aprecia un cortavientos sustentado en ménsula, del que apenas queda más que algún muro.

   Nos encontramos en Arenillas. Nos acercamos a su playa, que con marea alta desaparece, pero que, sin embargo, con buena marea baja permite atravesar andando hasta Oriñón.  Sobre nosotros, la Peña de Islares, extremo del Macizo de Cerredo.  Enfrente, la ensenada de Oriñón, donde se inicia la ría del mismo nombre, que mezcla sus aguas con las del Río Agüera, y el Macizo de Candina.

   Dejando la playa atrás, pasamos junto al embarcadero, puerto natural desde el que partía, en tiempos, la barca que cruzaba a los peregrinos, para evitarles la larga vuelta por los puentes de Guriezo. En esta zona se encuentran numerosos establecimientos hosteleros.

    Llegamos al lugar llamado Erillo, por donde accederemos al acantilado. En el primer tramo, el sendero obliga a ir en fila y tener cuidado con las rocas al pisar, ya que es lapiaz. Pasaremos a una zona de prado, amplia, ribeteada en el borde  por afilados lapiaces. Toda la costa de Arenillas – Islares es así: salpicada de cuevas, dolinas y bufones.

   Si tenemos suerte, podremos ver, sobrevolando sobre nosotros, alguna “sombra oscura” y es que nos encontramos junto a la zona de salto de la Escuela Cántabra de Parapente.

   Tras asomarnos a una zona de cuevas, tomaremos una senda para recorrer el litoral. Hay numerosas sendas, por lo que estaremos atentos a la señalización para no despistarnos. Algún tramo, debido a lo salvaje del acantilado, nos hará penetrar en el tupido bosque. Llegaremos, finalmente a El Portillo de Islares. Se trata de una ensenada natural, que se ha habilitado con escaleras, para facilitar el acceso a ella.

   Desde ese lugar, subiremos hacia una pista, que une Islares con Cerdigo. Primero, es pista, pero luego, al traspasar una cancela, accedemos al prado, sobre el acantilado. Todo este tramo lo haremos paralelos al Macizo de Cerredo, por lo que es la síntesis de nuestra Cantabria: entre el mar y la montaña (aunque ésta sea de modesta altitud). En las proximidades, hay una gran dolina, apenas se ve por la vegetación, pero, si la mar está un poco movida, podremos oírla. Nos hallamos en El Pendio de Cerdigo. En el acantilado podremos ver zonas de nidificación de aves marinas (ver más: http://www.castro-urdiales.net/portal/p_20_contenedor1.jsp?seccion=s_fdes_d1_v1.jsp&contenido=1247&tipo=6&nivel=1400&layout=p_20_contenedor1.jsp&codResi=2&language=es&codMenu=140&codMenuPN=26&level=1#.VA_mDcJ_v4w )
   Saliendo del Encinar, llegamos a otra zona especial, el Calero, llamado así porque aquí podremos ver un antiguo calero. Desde él, nos acercaremos a una torca o sima, llamada Oricovi, donde también podremos percibir la mar. En esta zona, hasta salir de nuevo al prado, hay que tener especial cuidado para no dar un tropezón (habrá miembros del Grupo para “echar una mano” si fuera necesario).

   Toca despedirse por un tiempo de la costa. Por el prado y entre sembrados accederemos a la carretera nacional 634. Hay que cruzarla para pasar a Cerdigo. Habrá compañeros regulando el paso (rogamos seguir sus indicaciones escrupulosamente).

   En Cerdigo, pasaremos por la fuente y los restos del antiguo Hospital de Peregrinos, del que sólo queda un muro con un arco y, sobre él, un escudo. Llegaremos a la plaza del pueblo, donde haremos el reagrupamiento. Aquí daremos el avituallamiento, pero, además, los responsables del Club Social tendrán la atención de abrir para nosotros.

   Reiniciaremos la andadura subiendo por la calle que lleva hacia la iglesia. A mitad de camino, podremos ver la casa torre de Cerdigo. Éstos son los edificios más destacables de Cérdigo: su Iglesia Parroquial de San Juan Evangelista,que es una pequeña y sencilla iglesia románica, que puede datar del siglo XIII. Su planta es de una sola nave y ábside semicircular, ejemplo del románico rural humilde de la comarca oriental de Cantabria. Entre los edificios civiles destaca la Casa Torre de Cérdigo, que es una antigua casa solariega de posible origen medieval, aunque sus formas actuales son producto de la reconstrucción del siglo XVII. De esta época es el balcón decorado con pilastras almohadilladas.

    Nos encontramos en línea bajo el Pico Cerredo (644 m). Desde allí, bajaremos por un camino lateral (junto a la fuente) y, tras pasar por debajo de la autovía, tomaremos la pista que nos conduce hacia Allendelagua. Este tramo, aunque menos bonito, nos permite disfrutar de estupendas vistas “aéreas” de la costa y de la peña que, desde Allendelagua, sube hacia el Monte Cerredo.

   En Allendelagua, nos dirigiremos hacia su pequeña iglesia de San Marcos, para introducirnos en el bosque, camino de Castro Urdiales. Básicamente es un encinar, con abundante  laurel y especies similares pero podremos ver también especies atlánticas. Pasaremos bajo el Alto de San Antón, donde las ruinas que allí quedan se han relacionado tradicionalmente con los templarios. Dejamos el camino que sube a Campijo y bajamos para adentrarnos en el bosque.

   Tras pasar de nuevo bajo la autovía, accedemos ya a las primeras urbanizaciones de Castro Urdiales. Bajamos por la calle Siervas de Jesús hasta Silvestre Ochoa, nacional 634, en el barrio de Urdiales. Cruzaremos respetando el semáforo y nos dirigiremos hacia la cercana rotonda, continuando dirección Allendelagua. Al llegar a una urbanización de chalets, tomaremos la calleja del costado, por la que nos acercaremos al Cementerio de Ballena, declarado bien de Interés Cultural en 1994. Fue proyectado por el arquitecto provincial Alfredo de la Escalera, a finales del siglo XIX, para sustituir al cementerio que se encontraba en el centro del municipio y se estructuró de una manera ordenada. Está muy bien dotado, por ejemplo goza de un alcantarillado digno de cualquier zona de una urbe, avenidas asfaltadas y calles perfectamente organizadas, paralelas unas con otras. Contiene panteones realizados por varios artistas locales, entre los que destacan Eladio Laredo y Leonardo Rucabado. Los panteones están profusamente decorados con agujas, chapiteles, etc., algunos de ellos con interesantes esculturas. Destacan los de las familias de Artiñano, de Eladio Laredo; los de la familia de Doña Isidra del Cerro, quizás de Rucabado; el de la familia del Sel, de Rucabado, coronado por un ángel junto a un precioso obelisco.  

   Dejando el cementerio al lado, bajamos por el camino que nos lleva, de nuevo, a la costa, a la zona de Ballena. Caminaremos en dirección opuesta hasta el borde del acantilado. A nuestros pies, podremos ver una playa de roca oscura, en la punta hay una cruz. Volvemos hacia Urdiales, siguiendo el borde. Si hay oleaje, podremos ver como rompe espectacular en la Punta de Ballena. En este pequeño trayecto, también disfrutaremos de rincones de gran belleza. Llegamos a unas escaleras. Al bajarlas, tenemos, delante, el acceso a un mirador, justo frente a la Punta de La Pepina, y, al costado, una torca de grandes dimensiones; si nos asomamos, podremos ver el mar en el fondo.

   En esta zona encontraremos vestigios de los antiguos cargaderos de mineral, la llamada piscina natural, bufones y encinas en el mismo acantilado. Nos encontramos en la ensenada de Urdiales, con la playa artificial de Ostende.

   Tomamos ya contacto con la zona urbana. Accedemos al paseo junto al polideportivo Peru Zaballa. Al llegar al final del paseo, junto a la Playa del Matadero, continuaremos por el borde de la costa, por el barrio de los marineros, donde también encontraremos varios bufones. Dejaremos momentáneamente el acantilado para acceder al sorprendente rincón del Pedregal, una “playa” de cantos rodados, a la que accede el agua por un túnel natural. Con mala mar, ésta irrumpe de forma brusca, con gran estruendo. En las rocas, veremos varias esculturas que representan a unos niños lanzándose al agua.

   Continuando la costa, subimos a La Atalaya. En la parte superior, el lugar donde culmina la representación de la Pasión Viviente, hay un bufón que, en condiciones propicias, parece un géiser de agua marina. Podremos ver la parte trasera de la Iglesia de Santa María y el faro.

   Bajaremos por la calle San Juan hacia la Puebla Vieja y, por una calleja empedrada, accederemos al cerro, donde se halla la Iglesia de Santa María de La Asunción, del s. XIII, mejor representación del gótico en Cantabria. Delante de ella, donde hubo durante largo tiempo un miliario, podemos contemplar la estatua de Tito Flavio Vespasiano.

   Continuaremos hacia el castillo, también del s. XIII, hoy convertido en faro y, por el puente medieval accederemos al puerto. En estas inmediaciones repartiremos los bocadillos. Ya sólo nos restan unos metros para llegar a la Plaza del Ayuntamiento, donde tendrá lugar la fiesta.
Castro soy y Castro he sido
Asiento en firme Montaña
Y a la Corona de España
Con lealtad siempre he servido
Armas, Escudo y Señal
Castillo, Puente y Santa Ana
Naos, Ballena y mar llana
Son de Castro la Leal
   Castro Urdiales es una de las villas marineras por excelencia de Cantabria. Es imprescindible, y una delicia, recorrer sus calles empedradas, degustar sus platos típicamente marineros o pasear entre sus edificios más emblemáticos. El conjunto urbano de Castro Urdiales tiene su origen histórico en la colonia romana de Flavióbriga y en la fundación de la villa en 1160 por voluntad del rey Alfonso VII. A partir del núcleo inicial situado en las inmediaciones del castro, donde hoy se sitúa la iglesia gótica de Santa María, se desarrolló una villa medieval, que se extendió hacia el E, conformando uno de los mayores cascos históricos de la región.
   El posterior desarrollo aparece ligado ya en el siglo XIX tanto a sus posibilidades como lugar de veraneo, como a la importante actividad minera hoy en día conclusa. Conserva un buen número de palacetes y villas de las primeras décadas del siglo XX. El puerto viejo de Castro Urdiales se sitúa en la Concha, junto a la vieja puebla medieval. Más al N se construyó ya en el siglo XIX el gran muro del rompeolas que apoyado en el peñón de Santa Ana cierra el puerto exterior. Más al SO se construyó, años después, el denominado Muelle de Don Luis.
 
                                                                                                                                                                                                                                               Maite Costa

Información consultada:

Descripción elaborada por Alberto Gutiérrez y Javier Tezanos (24-11-2011)

Plan Especial de la Red de Sendas y Caminos del Litoral. Consejería de Obras Públicas, Vivienda,
Ordenación del Territorio y Urbanismo: Dirección General de Ordenación del Territorio y Evaluación Ambiental Urbanística.

http://www.cantabriajoven.com/castro/index.html.

http://www.islares.com/                                                                                                                                                    







.................................................................................


GR-71, SENDERO DE LA RESERVA DEL SAJA

El GR 71, o Sendero de la RESERVA DEL SAJA, se inicia en Bárcena de Pie de Concha y termina en Sotres (Asturias), cubriendo un recorrido de 127 kilómetros en ocho etapas.






7ª Etapa:
TAMA - BEJES
Recorrido: 16 Km.
Duracion: 4 h
Desnivel: 615 m
Dificultad: MEDIA

Esta etapa cubre el tramo Tama – Bejes.  Sin embargo, no empezaremos en el mismo pueblo de Tama (250 m), sino junto a la depuradora para evitar el trozo de carretera inicial. Junto al polígono de la depuradora, se inicia el camino. Enseguida, atravesaremos el río La Sorda por un puente de madera. Toparemos de frente con la Ermita de San Francisco, que se encuentra en un cruce de caminos, ya que allí mismo llegan desde Castro Cillórigo el PR-S3 yel  PR-S4, procedentes de Peñarrubia y Lamasón respectivamente. Siguiendo el letrero, tomaremos la senda que, mediante revueltas sube hacia Pendes. En un inicio, parece subida fuerte, pero poco a poco, se va suavizando. Las vistas merecen la pena, especialmente Peña Ventosa.  Atrás, Tama, cuya vista nos acompañará hasta la subida al Collado Pelea.
 Llegamos a unas casas, donde vemos una flecha en la esquina derecha, la ignoramos. El camino continua hacia arriba, a la izquierda. Y, ya, nos vemos dentro del bosque de castaños centenarios. Entramos en Pendes (500 m). Pasamos por delante de la ermita. Se puede subir a la carretera o, si no hay barro, es mejor subir por el sendero que atraviesa entre los castaños. Cruzamos la carretera y subimos, siguiendo las marcas, hacia el área recreativa del Castañar del Habario.
Continuamos el camino y, al girar, al otro valle, ya vemos Cabañes de frente, también, si no hay niebla, podremos ver el Cueto  Agero.  Ahora hemos de descender hacia la vaguada. En todo momento, nos encontraremos rodeados de castaños de formas singulares. Pasado el río Rubejo, que atravesamos por otro puente de madera, ascendemos por una senda hasta Cabañes (550 m). En medio del pueblo el camino hace un quiebro para tomar la pista que sube al Collado Pelea.
Este tramo se hace un poco pesado, ya que, para suavizar la subida, la pista realiza numerosos tornos. Quien se encuentre en buena forma, siempre puede subir a derecho. Aun podremos ver desde lo alto Tama. Pasaremos un paso canadiense y veremos a nuestra derecha una granja, pero seguiremos hacia la izquierda. Llegaremos a un cruce donde el letrero está en el suelo, tomaremos el tramo de la derecha. Y, por fin, llegaremos al Collado Pelea (995 m), junto al que hay una caseta. Ya podemos ver Bejes.
Nos enfrentamos ahora a la bajada, con tramos muy pendientes. A la mitad de la cambera, nos encontramos los Invernales de Panizales (800 m), unas hermosa cabañas rehabilitadas. Con paciencia, seguimos el descenso hasta llegar al río Corvera, que cruzamos por el puente La Llambre. Ya sólo nos resta subir por la carretera hasta Bejes (550 m), conocida por su queso picón. Bejes, igual que Tresviso, pertenece a Liébana.